martes, 23 de marzo de 2010
Tenían las manos atadas, o esposadas, y sin embargo los dedos danzaban, volaban, dibujaban palabras. Los presos estaban encapuchados; pero inclinándose alcanzaban a ver algo, alguito, por abajo. Aunque hablar estaba prohibido, ellos conversaban con las manos. [...] Porque cuando es verdadera, cuando nace la necesida de decir, a la voz humana no hay quien la pare. Si le niegan la boca, ella habla por las manos, o por los ojos, o por los poros, o por donde sea. Porque todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada.~ [Eduardo Galeano - El libro de los abrazos]
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1 comentario:
Que lindo. Mirá si el otoño se va a poner así por mí! Jajajaj.
Sí! Lo de las palabras, jijiji.
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